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2 jun 2015

Internet y el cine para adultos.

Adulto, erótico, porno, triple X. Como quiera que se llame, todos sabemos de que hablamos.
Antes de realizar algunas apreciaciones jurídicas al respecto, pido se me permitan unas breves notas para situarnos en el tema.

Internet, como no, será una vez más la presunta culpable de que el porno (como muchos otros tabúes sociales) esté al alcance de la mano de cualquiera que disponga de una conexión y un dispositivo. Y hoy somos mucho mas que dos.

Lo cierto es que los números de esta industria han crecido exponencialmente. Por caso, hace 10 años atrás, los beneficios de sector en EEUU excedían los beneficios de las tres mayores cadenas de televisión juntas (ABC, CBS y NBC). Para que el ejemplo sea mas claro, en China y solo en ese país, durante el 2013, los beneficios alcanzaban para eliminar la pobreza del 70% de la población mundial que se encontraba debajo de ese índice y por el mismo periodo.

Cuando uno entiende que esta industria aporta el 30% del trafico a Internet, los números salen solos y todos nos ponemos serios. Más números. Las estadísticas indican que cada una de las personas que conocemos miran porno en Internet. El promedio es de 7.5 veces por mes.

Para graficar lo que aquí planteo, nada mejor que una fracción del musical de Broadway “Avenue Q”

 

Pero mas allá de los pruritos sociales, lo cierto es que el cine adulto es cine y lo es porque es fruto de una creación humana y por lo tanto susceptible de ser protegida por los derechos de autor. No faltarán voces (y jurisprudencia) que digan lo contrario cuando en ocasiones se tacha a cierto material de carente de originalidad o creatividad.

El último de los casos mediatizado por la propia Internet, es el de la Sentencia del Tribunal de Distrito de Munich, Sala Civil 7ª. En dicho pronunciamiento, se declara el material cinematográfico reclamado como objeto de piratería, carente de derechos de autor, por solo contener escenas de sexo “rudimentario”. (La sentencia aquí, solo en alemán, era tan poco importante que nadie se ha tomado el trabajo de traducirla.)
Pero como en todas las industrias, la competencia mejora el producto e incrementa necesariamente la calidad brindada al consumidor. Este último se ha vuelto exigente y a ellos se les han sumado ellas, las consumidoras.
 
Es por ello que hoy, las productoras de cine adulto, necesariamente deben recurrir a la creatividad para poder ofrecer lo que los consumidores desean comprar. Y la originalidad radica en la creatividad y todos sabemos que sin estos componentes, no tendríamos derechos de autor.

Estos cambios existen, para suerte de los consumidores y de los abogados, el porno está cambiando, necesita cambiar o como predica desde Barcelona la varias veces premiada directora de cine erótico Erika Lust, “It is time for porn to change!”
 

ML


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